Coma

Estoy en coma. Eso dice el médico, pero no es así. Puedo ver y oír, aunque soy incapaz de mover voluntariamente ni un solo músculo de mi cuerpo.

Oigo las voces de Carmen, mi mujer; y de Rita, su hermana. Hablan en voz baja, casi cuchicheando, pero no lo suficientemente baja como para que no pueda oírlas con claridad. Esto de poder oír sin que los demás lo sepan me genera una extraña (y absurda) sensación de poder. Qué interesante debe de ser dedicarse al espionaje, en vez de ser un contable gris, en una empresa gris y en un mundo gris. Decía que estoy escuchando la conversación sin que ellas lo sepan. También creen que no sé que Carmen tiene un amante, Klaus, el director comercial de su empresa. Ahora se han puesto a llorar. ¡Hipócritas! También sé que Rita le presta su apartamento a Carmen para sus encuentros clandestinos con Klaus.

— Cariño, la reunión se está alargando más de lo previsto. Llegaré tarde —  suele decir.

Suena un teléfono. Reconozco que es el de Carmen. Poca gente es tan hortera como para poner una melodía de Dirty Dancing como timbre en el móvil. Es Klaus.

— ¿Cómo está el «cojnudo» de tu «majido»? — le debe de estar preguntando con ese horrible acento de Hamburgo.

¡Queda con él, no seas tonta! Seguro que te prestará su pañuelo para que puedas enjugar tus lágrimas de cocodrilo, y así se mezclarán sus mocos con tus lágrimas. ¿Acaso lo vuestro no es tan solo un intercambio de fluidos? No puedes quererle. Eres demasiado egoísta como para querer a alguien. Ni siquiera a Laura, nuestra hija, a pesar de que sea la hija que a cualquier persona le gustaría tener. Te miro y me viene a la memoria Madame Bovary, aunque tú tienes menos clase.

Alguien ha entrado. Es Klaus. ¿Qué hace aquí el capullo este? El dúo se ha convertido en trío. Dicen algo, ahora tan bajo que no puedo entenderlo. Ellas salen de la habitación y me quedo a solas con este cenutrio tedesco . Busca algo en su maletín. No consigo ver qué ha sacado. Ahora sí, es una jeringuilla. Esto no puede ser nada bueno; Klaus es químico, pero no médico ni farmacéutico. Mis sospechas se confirman: está inyectando el contenido de la jeringuilla en el gotero. ¡Será hijo de puta!

Se me empieza a nublar la vista. Siento un calor asfixiante.

Laura: te quiero.

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