Autor: Juan Francisco Marín
Editorial Círculo Rojo
Primera edición: agosto de 2021
Ante un libro de «reflexiones», o algo similar, suelo ponerme a la defensiva. La razón es porque bajo ese epígrafe es frecuente encontrar en las redes sociales escritores de frases con pretensiones literarias que no son sino reflexiones propias de una edad mental cercana a la preadolescencia, aunque el autor/a escriba su edad con un tres en la columna de las decenas. No es en absoluto el caso. Juan Francisco Marín nos presenta unas reflexiones maduras tanto en el fondo como en la forma. En «Relatos, falsos poemas, cosas» nos encontramos con una recopilación de pensamientos breves (brevísimos algunos), en los que expresa la relación, no siempre sencilla, entre él mismo y un entorno inamovible en el que la lucha por encajar supone una tarea dificultosa. Alejado de mensajes dulzones de autoayuda (o autoengaño) tales como «si quieres, puedes» y otros por el estilo, nos muestra lo desgarradora que puede resultar dicha relación. Desconozco cuánto tienen de autobiográficas esas connotaciones (aunque me atrevo a suponer que mucho). Lo que sí sé, porque así me lo refirió personalmente Juan Francisco, es que las reflexiones fueron escritas para uso propio, sin intención de publicarlas, tal vez -esto lo añado yo- el hecho de ponerlas negro sobre blanco fuera una terapia para deshacerse de inquietudes que, cuando se acumulan en el interior, pueden resultar una carga incómoda, o sea, una forma de soltar lastre. Empero, a pesar del pesimismo y del nihilismo que sobrevuelan cada una de las 89 páginas del libro, se intuye la referencia implícita a una esperanza que está ahí, al alcance de la mano, esperando que se la invite a entrar.
Hay una dificultad añadida a la hora de reseñar este curioso e interesante libro. Se trata de la sinopsis que figura en la contraportada del mismo, firmada por «Hughes». Resume con tal precisión el contenido de la obra que difícilmente se puede añadir nada más sin resultar redundante. Por ese motivo me tomo la libertad de transcibirla literalmente:
«Es un libro extraño… Hay una cierta coherencia interna en el sujeto del libro: la visión agazapada, solitaria, entre el tedio, el nihilismo y un amor que parece huidizo. Tiene ribetes oscuros, pero es recurrente el «diálogo» con el amor. Es como si no hubiera, no ya la esperanza, sino el deseo firme de sentido».
Un libro recomendable para una lectura pausada, que además puede hacerse abriendo cualquier página al azar ya que no existe una continuidad que obligue a seguir un orden predeterminado. Ahora bien, si lo que buscas son mensajes positivos y estimulantes (estos lo son, y mucho, pero no en el sentido habitual de la palabra), tal vez esta obra no haya sido escrita para ti.
Tiene muy buena pinta por lo que cuentas y la sinopsis. No lo conocía y me quedo con el nombre para el futuro
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